Harley Davidson Dyna Super Glide 2000 (Custom 1)

La primera Harley no se olvida. Esta Dyna Super Glide del año 2000, importada de USA, fue ese antes y después. La compré con unos 18.000 km y, aunque no estaba fea, tenía una cosa clara: había verde por todas partes.

Dyna 2000 frontal el día que la compré

Depósito, guardabarros, llantas, tijas… todo verde. Creo que la pillé barata (unos 6.500 €) precisamente por eso. Para muchos era un “meh”, para mí era la excusa perfecta: una Harley a buen precio y con margen para dejarla como yo quería.

Dyna 2000 vista trasera en el garaje

Nada más tenerla en el garaje ya estaba pensando en el siguiente paso. No quería cambiarle el alma, quería seguir teniendo una Dyna, pero con mi toque, con esos detalles que hacen que mires la moto y digas: “esta no viene así de fábrica”.

Una de las primeras fotos que hice fue en el garaje de un colega, con su Mercury Cougar al fondo, en pleno proceso de restauración. Dos proyectos distintos, mismo idioma: coches y motos que vuelven a la vida. A día de hoy sigo esperando ver ese Cougar rodando como se merece.

Dyna 2000 lateral con Mercury Cougar al fondo

El plan fue claro: despiezar lo justo, mandar a pintar lo que tocaba y aprovechar para dejar cada pieza como nueva. Depósito, guardabarros, manillar, tapa del filtro, faro, piñas, botellas, tijas, llantas… todo camino del taller de chapa y pintura. El asiento lo llevé a retocar y tapizar.

Asiento mal retapizado primera versión

Ese asiento fue el primer “plot twist” del proyecto: me lo hicieron mal, no encajaba con lo que yo tenía en la cabeza. Al poco tiempo acabó donde tenía que haber ido desde el principio: con Jesús, mi tapicero de confianza, más de diez años preparándome asientos a su manera y a la mía.

La moto pasó al elevador. Tocaba ver cada ángulo, cada tornillo, y empezar realmente el trabajo fino. Desde arriba, desde abajo… nada se salva cuando decides ir a fondo.

Dyna 2000 en elevador vista superior
Dyna 2000 en elevador vista inferior

Una vez fuera la carrocería, entró en juego el lado maniático: desengrasante, Dremel y paciencia. La idea era que el motor no sólo funcionase bien, sino que también pareciera cuidado por alguien que se fija en los rincones.

Limpiando motor Dyna con Dremel

Cuando ya tuve el motor bien limpio, tocó enmascarar. Tapas, chasis, rincones protegidos… todo listo para darle el cambio de imagen que tenía en la cabeza: motor y chasis en negro, dejando las tapas en acero pulido.

Dyna 2000 enmascarada lista para pintar

El resultado después de la pintura era justo lo que buscaba: un conjunto más serio, más oscuro, con el motor y el chasis en negro y las tapas brillando en contraste.

Dyna 2000 chasis y motor pintados en negro

A partir de ahí empezó la parte que más disfruto: ir montando todo de nuevo, pieza a pieza, como un puzzle mecánico. Horquilla, manillar, guardabarros ya pintados, y unas maletas hechas con cajas de cartuchos militares que probé durante un tiempo.

Montaje horquilla, guardabarros y maletas militares

Las maletas quedaban curiosas, tenían rollo, pero no terminaron de convencerme y acabaron fuera. A veces hay que probar cosas para ver que “no” también es una respuesta válida.

La moto fue tomando forma. Llena de detalles nuevos, cromados limpios, líneas más marcadas… pero con un elemento que todavía chirriaba: el asiento mal tapizado.

Dyna 2000 montada con asiento feo

Mientras tanto, remataba otros detalles: tapa del filtro, motor pintado, algún vinilo para terminar de cerrar el conjunto sin perder la esencia Harley.

Detalle motor y filtro de aire pintado con vinilo
Depósito de gasolina pintado y con vinilo

Lo último antes del primer paseo fue envolver los escapes con cinta anticalórica color bronce y darle al botón de arranque. Sonido Harley + pintura recién hecha + olor a cinta nueva: momento único.

Lateral Dyna con escapes humeando y cinta anticalórica bronce

La saqué a la calle para su primera vuelta después de la transformación. Esa sensación de rodar con algo que has desmontado y montado tú, sabiendo lo que hay en cada tornillo, no se paga con dinero.

Dyna 2000 en la calle tras el primer paseo

Para recordar bien el cambio, nada mejor que un antes y después claro: la Dyna verde de origen abajo, la versión con mi toque arriba. El mismo chasis, otra historia.

Antes y después de la Dyna 2000

El asiento, como era de esperar, acabó en manos de Jesús. Y ahí sí: tapizado en condiciones, con un sissy bar que remataba el conjunto y hacía justicia al resto de la moto.

Dyna 2000 con asiento bien tapizado y sissy bar

Con la moto ya rodada, me dio por seguir afinando detalles. Retocamos las colas de escape, recortándolas tipo slash cut, y cambié la cinta anticalórica a color blanco, que le sentaba todavía mejor al conjunto.

Colas de escape recortadas tipo slash cut
Dyna 2000 lista en escenarios de Exodus con cinta blanca

Para cerrar el proyecto como se merece, tocaba foto en condiciones. Me llevé la moto hasta los escenarios de Exodus, en Sierra Alhamilla. Escenario de película para una Dyna que, sin dejar de ser una Harley, ya era claramente mi Harley.

Sebis sobre la Dyna en los escenarios de Exodus, Sierra Alhamilla

Recuerdo todo este proceso con mucho cariño y muchos sentimientos. La primera Harley no se olvida, y menos aún cuando la desmontas, la pintas, la montas y la haces tuya tornillo a tornillo.